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miércoles, 2 de diciembre de 2015

#Congresos: mi "Camino inglés" a Santiago y el de Leonor López de Córdoba desde Lancaster

  En noviembre falté a mi obligada cita mensual con este blog, pero la verdad es que ha sido un mes frenético, con mucha actividad investigadora y docente. Aunque el hecho de participar en varios proyectos de investigación incluya viajar con relativa frecuencia, la verdad es que se me han juntado tantos eventos en apenas treinta días que me han obligado a hacer más kilómetros que el baúl de la Piquer, como diría un castizo.



  Comencé la primera semana de noviembre viajando a Santiago de Compostela, donde, además de disfrutar de la ciudad y de la hospitalidad de sus gentes, asistí al coloquio Afinidades espirituales y contactos fronterizos en la vertiente occidental ibérica (ss. XII-XV), organizado por el Instituto de Historia del CSIC y el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento. 



  En este seminario hablé de un protagonista de nuestra historia medieval a quien ya mencioné en este blog: Juan de Gante, Duque de Lancaster. El hijo de Eduardo III de Inglaterra, entre 1386 y 1387, se plantó con su ejército en La Coruña pretendiendo ceñir la corona de Castilla como legítimo heredero del trono, pues lo era merced a su matrimonio con la infanta Constanza. Esta dama era hija de Pedro I, el rey a quien su propio hermanastro, Enrique de Trastámara, había asesinado tras derrotarlo en la batalla de Montiel (1369), tras lo cual se coronó como Enrique II. Mi intervención se centró precisamente en cómo el hijo y sucesor de Enrique II, Juan I, tuvo que enfrentarse a este intento de invasión anglo-portuguesa de Castilla. Para ello, apeló a la defensa espiritual del reino por parte de sus súbditos, así que no se le ocurrió otra cosa que denunciar que los ingleses eran malos cristianos, unos pseudoherejes y unos demonios, vaya, porque querían cambiar nuestras costumbres puramente castellanas con su inquina ánglica. 



  ¡Cuántas veces no habremos escuchado esta misma excusa por parte de los políticos patrios con el único objetivo de salvar sus posiciones de preeminencia! Lo más curioso es que la arenga que Juan I pronunció durante las Cortes del reino, celebradas en Segovia durante 1386, ha dejado un interesante rastro documental como texto exento, que fue lo que me atrajo del discurso. Es el caso, entre otros, de este documento de la Real Academia de la Historia que veis aquí abajo, fuente de primer orden para calibrar la importancia de aquellos sucesos y que, en el futuro, me dispongo a editar para darlos más a conocer entre el público, tanto especializado en el tema como el curioso sin más del medievalismo hispánico.



    Días más tarde de disfrutar de las delicias gastronómicas gallegas, tuve el honor de recibir en mi actual universidad a Cristóbal Ramírez, presidente de la Asociación de Periodistas y Estudiosos del Camino de Santiago, que vino a dar una charla sobre el Camino de Santiago para que nuestros estudiantes pudieran practicar un poco más su español.




  Con su proverbial desparpajo gallego, Cristóbal nos habló de la historia del camino de Santiago, centrándose sobre todo en las descripción de una de las rutas jacobeas más importantes y, de forma sorprendente, más desconocidas: el camino inglés. Naturalmente, fue el que siguió el ya citado Juan de Gante, Duque de Lancaster, durante la invasión planeada de 1386, así que olvidé un poco de mi labor de anfitrión para aguzar el oído como un asistente más al evento. Y ciertamente aprendí bastantes cosas de este itinerario, que desconocía por completo.



    Pocos días después de despedir a Cristóbal volví a viajar, esta vez a Madrid, para intervenir en el Ciclo de Conferencias Reinas, Infantas y Damas durante la dinastía Trastámara, organizado por la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Gracias a su amable invitación, intenté desgranar los datos vitales y políticos de dos mujeres medievales, Leonor López de Córdoba e Inés de Torres, que desempeñaron un papel de capital importancia como consejeras de la reina Catalina de Lancaster, sobre todo durante la minoría de edad de Juan II, rey de Castilla entre 1406 y 1454.


  La presencia como presentador del evento de mi antiguo maestro en la Universidad Complutense, César Olivera Serrano, añadió un detalle de calidez a esta conferencia. La verdad es que hablé mucho, tal vez demasiado: me ocurrió algo que no me suele suceder, como es saltarme el tiempo estipulado para mi intervención, que fue de 50 minutos. Lo sentí mucho porque apenas pude dar unos detalles de las Memorias dictadas por Leonor López de Córdoba, y de cómo sabemos con seguridad que ese fue el mecanismo utilizado por la autora gracias a este documento, con el que me tropecé hace años en la Library Congress de Washington y que edité y estudié aquí.



  La Fundación Tatiana Pérez de Guzmán, en su afán por hacer públicos todos sus contenidos culturales, dispone de un canal en Youtube, en el cual se pueden ver todas las intervenciones de este ciclo, llevadas a cabo por destacados especialistas en cada una de las mujeres analizadas. Aquí os dejo el enlace de la mía, por si, durante alguna noche de insomnio, alguien necesita encontrar remedio ;-)


  El colofón al mes viajero lo puse ayer mismo, después de regresar a Lancaster. Como ya anunciaba en la anterior entrada de este blog, celebramos una de las clases de mi curso sobre brujería, herejía e inquisición en el castillo de Lancaster, el mismo lugar donde, en 1612, se celebraron los más famosos juicios por brujería del condado de Lancashire


 Para este evento tuvimos la grandísima suerte de contar con la intervención de Colin Penny, Director del Museo del Castillo de Lancaster, que nos guió primero hacia las celdas donde los prisioneros aguardaban su juicio.



  Todos disfrutamos mucho de las explicaciones de Colin Penny, el cual nos situó en el contexto social e histórico adecuado aquellos famosos sucesos. En fin, bien acompañado por mis estudiantes y por los instrumentos que habitualmente uso para torturarlos, me despido mientras me dispongo a deshacer las maletas y a dormir un poco. ¡Hasta la próxima!


miércoles, 14 de octubre de 2015

Nuevo año escolar, nuevo curso: brujería, herejía e inquisición en la Europa medieval y moderna

  Como ya he dicho alguna otra vez en este blog, por mucho que nos tomemos las uvas en diciembre, como todo el mundo, para un profesor universitario el año empieza entre septiembre y octubre, con el comienzo del curso escolar. Este año, para cambiar un poco la perspectiva de lo que he enseñado antes, y también para ni aburrirme yo ni aburrir a mis estudiantes, voy a dar por primera vez un curso en el que hablaremos sobre brujas (y brujos), herejes (pero no de herejas) e inquisidores (inquisidoras no recuerdo que hubiera, a pesar de que gramaticalmente exista el término). Como anécdota curiosa, meses atrás, hurgando entre mis muchas cajas de cedés musicales todavía  sin colocar, encontré por casualidad (o no), los grandes éxitos del gran Steve Miller y sus muchachos, que me acompañaron bastantes veces durante este verano (ya sabéis, esos tres meses que dicen las malas lenguas que los profesores no trabajamos), mientras que diseñaba el curso y establecía lecturas primarias y secundarias. Así que vamos a empezar con él para poner banda sonora a esta entrada. Sí, cierto: es uno más de aquellos vídeos ochenteros que apenas se dejan ver hoy día sin troncharse de risa, pero hay que disfrutarlos de tan horteras que son.


  En el temario del curso (que se puede consultar completo aquí) vamos a analizar varios de los más famosos casos de herejía, brujería e inquisición de la Historia de Europa entre los siglos XIII y XVII, así como su reflejo en la literatura de la época en que se produjeron.


  
  Empezamos la semana pasada con el marco teórico y conceptual de los elementos a analizar, y estos días ya nos hemos metido en harina de la buena, estudiando la Divina Comedia de Dante y, sobre todo, su mención a Fray Dulcino de Novara y el movimiento igualitario de los Pseudo-Apóstoles. Para calibrar mejor su calado, he utilizado algo que seguro tenéis todos en mente: la famosa escena de "Penitenciàgite!" que sale en la magnífica versión cinematográfica de El nombre de la rosa, la novela de Umberto Eco llevada a la gran pantalla por Jean-Jacques Annaud.


  Trabajar con películas es uno de los elementos novedosos de este curso. Cada semana, para cada lectura y cada época, los estudiantes tienen un film sugerido para ver y comprender mejor el entorno histórico y cultural en el que nos vamos a ver con las lecturas. Por ejemplo, la semana que viene trabajaremos con los Geisslerlieder alemanes, los cantos de los flagelantes, para lo cual nos serviremos de algunas imágenes del clásico de Bergman, El séptimo sello, como por ejemplo su magnífica escena inicial.



  Uno de los mayores atractivos de diseñar este curso fue la posibilidad de cubrir las lenguas y literaturas de mi época de especialidad (Edad Media y Siglo de Oro), en las cuatro lenguas (italiano, alemán, español y francés, además del inglés, nuestra lingua franca) que se enseñan en mi actual casa, el Departamento de Lenguas y Culturas Extranjeras de la universidad de Lancaster. Los textos se leen en el idioma original en que fueron compuestos (versión modernizada en algunos casos) y en inglés actual. Por ejemplo, esta es la obra que analizaremos correspondiente a la literatura francesa: la Ballade des dames du temps jadis, de François Villon, en el que aparece el personaje a estudiar, Juana de Arco.


  
  El momento más especial del curso va a ocurrir durante la penúltima semana de clase. Primero, porque hablaremos de las brujas locales (con perdón), es decir, de las famosísimas Pendle Witches, uno de los casos más y mejor documentados en Inglaterra relativo a brujería, que tuvo lugar aquí, en Lancaster, durante el año 1612. Pero lo que hará más especial la ocasión es que celebraremos la clase precisamente en el mismo lugar en el cual el juicio tuvo lugar: en el castillo de Lancaster.



  En la primera parte de la sesión, visitaremos las mazmorras en las que las Jennet Preston y las demás acusadas fueron encerradas y sufrieron tormento.



  Poco después, el director del museo del castillo, Colin Penny, nos dará un charla acerca de aquellos sucesos en el mismo lugar donde las brujas fueron juzgadas: la corte judicial de la corona británica situada en el castillo del Duque de Lancaster.



  Como es costumbre en mis clases, los temas semanales están abiertos a discusión académica pública. Por lo tanto, cualquier lector con un mínimo de conocimientos (para empezar, de inglés, lengua en la que se imparten las clases) podrá participar con nosotros y seguirnos en Twitter a través del hashtag general del curso (#DELCwitchcraft15) y de los generales de cada semana. Aquí abajo podéis ver una muestra de los temas y debates que hemos tenido hasta ahora; comprobaréis que mis estudiantes conforman un grupo de animoso, participativo y, sobre todo, con muchas ganas de aprender, incluyendo también el uso de nuevas tecnologías. 



  
  Así que animáos a participar. ¿O es que vais a encontrar algo mejor en Twitter que hablar de brujas, herejes e inquisidores conmigo y mis estudiantes? ;-) 

viernes, 31 de julio de 2015

#Bibliotecas (IV): UCLA. California always on my mind.

  En la entrada estival de este blog os hablaré de mi última estancia de investigación ligada al Proyecto PhiloBiblon, que ha tenido lugar a principios de este mes de julio de 2015 que ya se nos va, en mi añorada California. Concretamente, esta vez estuve varios días indagando en las bibliotecas de la Universidad de California en Los Ángeles, más conocida por sus míticas siglas, UCLA, esas que los españoles pronunciamos tal como suenan, todas seguidas, para desesperación muchas veces de nuestros amigos norteamericanos, que no entienden que nos referimos a la archiconocida iu-si-el-ei.


 En principio, el campus es gigantesco pero en él da gusto pasear, sobre todo si no hace demasiado calor. En caso contrario, mejor que salgas a escape hacia donde tengan aire acondicionado porque te vas a cocer vivo.


  El primer lugar de trabajo fue la Charles E. Young Research Library, en cuyos estantes se alberga la mayor parte de los libros de fondo antiguo (manuscritos, incunables e impresos de los siglos XVI y XVII) poseídos por UCLA. 


  Como veis, se trata de un edificio muy moderno, si bien la sala de lectura es un poco pequeña e iluminada sólo con lámparas eléctricas. Por desgracia, la luz natural no es el fuerte de esta sala, elemento muy apreciado por quienes (como el que esto escribe) tienen que lidiar a diario con letrujas endiabladas escritas hace siglos.


  Con tan pocos días como los que conté para investigar (apenas una semana), en realidad fui un poco a tiro hecho, es decir, a por tres piezas que ya sabía que se encontraban en la biblioteca. Y además, dos de ellas no eran para la bibliografía de PhiloBiblon con la que habitualmente colaboro, que es BETA (Bibliografía Española de Textos Antiguos), sino que eran para BITECA (Bibliografia de textos antics catalans, valencians i balears).  Esta ha sido la primera de mis investigaciones en el nuevo proyecto que dirigen Gemma Avenoza y Lourdes Soriano, al que el Ministerio de Educación acaba de conceder una subvención.



  El primer objeto que tuve entre mis manos fue esta edición de 1555 del cancionero de Ausías March. La producción lírica del gran versificador (calificarlo como 'poeta' o 'trovador' puede comenzar una guerra internética entre especialidades académicas, así que Vade retro!) afincado en el Levante español (idem anteriorem) durante el final de la Edad Media, fue una de las más fecundas de la época, razón por la cual fue reimpresa y traducida a lo largo del siglo XVI por diversos ámbitos europeos. 




  Para el siguiente códice me tocó cambiar de ubicación, pues, al tratarse de un librito con recetas médicas escrito en catalán, estaba localizado no en la Biblioteca Charles E. Young, sino en la sala de lectura de colecciones especiales de la Biblioteca de Medicina de UCLA.


  Como veis, un laberíntico mastodonte donde (confieso) me perdí un par de veces antes de llegar a la salita donde me esperaba esta pequeña maravilla. Llamarlo 'librito', como veis, no es ningún apelativo cariñoso, sino toda una realidad.


  Se trata de una recopilación de prescripciones médicas, sobre todo relacionadas con urología, pero no exclusivamente. El manuscrito perteneció a Ernest Moliné i Brasés, erudito catalán que lo editó en 1914 dentro del Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, en dos partes (disponibles aquí: 1 y 2). En el catálogo de UCLA el manuscrito lleva por título Conoximent de les orines, aunque en la edición mencionada se le llamó, un tanto aleatoriamente, Receptari de Micer Joan (y así figura en BITECA). No obstante, estoy de acuerdo con Lluís Cifuentes i Comamala, quien más a fondo y más recientemente ha analizado esta obra aquí, en que tal vez sea mejor simplemente denominarlo Libre de reseptes, pues tal es el título que figura en el códice, como se aprecia aquí con el subrayado rojo.



  Como también puede apreciarse en el círculo verde, la obra se comenzó a redactar en 1466 y es factible que el grueso de su contenido sea de aquellos mismos años. No obstante, también existen numerosos añadidos posteriores, de época y de letra, probablemente de mediados del siglo XVI, lo que muestra que el tratado continuaba todavía siendo de uso común unos cien años más tarde de que fuera compuesto por primera vez. Estoy seguro de que los especialistas en literatura médica medieval pueden encontrar aquí una auténtica mina para sus investigaciones.


  Todavía volví un par de jornadas más a la Charles E. Young Library, esta vez para encontrar un códice medieval aragonés que, hasta donde llegan mis conocimientos, ha permanecido inédito en nuestros días. Se trata del Ms 170/307 de la Bound Collection  de UCLA, que contiene las ordenanzas de la cofradía de San Julián, de la ciudad de Teruel.


  Al igual que veíamos en el caso del recetario catalán, este precioso manuscrito de pergamino tiene diferentes letras que testimonian otras tantas épocas de uso y de composición. Así, comenzó a redactarse en 1402, y a tal época corresponde esta magnífica caligrafía gótica de los folios iniciales.

  
 Más adelante, nos encontramos con otro tipo de letras, desde la humanística hasta la cursiva aragonesa, sobre todo en el añadido de nuevos capítulos y estatutos efectuada por los miembros de esta cofradía turolense. En definitiva, es un manuscrito al que le dedicaré más tiempo en el futuro para poder extraer toda la información que pueda.

  Con esta novedad puse fin a mi estancia en las bibliotecas angelinas... bueno, no. Todavía me quedaba sufrir el atasco de tráfico en la CA-60 East al volver a casa después de cada día de investigación.


... bueno, miento, no era al volver a casa: era al ir a visitar el templo de UCLA, el lugar donde el mismísimo Kareem-Abdul Jabbar se tomaba sus alitas picantes.


  ¿De verdad pensábais que iba a ir a UCLA una semana sin algo de baloncesto por medio? ¡Imposible! :-P

martes, 26 de mayo de 2015

#Congresos: I Seminario de Cultura y Artes Visuales Hispánicas en Lancaster University

  La semana pasada tuve el placer de organizar un seminario en mi lugar de trabajo, el Departamento de Culturas y Lenguas Europeas de Lancaster University, para que mis estudiantes pudieran disfrutar de otras opiniones, mucho más expertas y autorizadas que la mía, en los temas relativos a la cultura hispánica del siglo XX. Llevo muchos años enseñando historia y literatura de épocas cronológicamente muy alejadas de mi especialidad, la Edad Media, y aunque no tengo mayor problema en hacerlo, siempre prefiero que mis estudiantes tengan otras perspectivas de quienes sí son expertos en tales asuntos. Por eso me decidí a organizarlo.

  El primer invitado fue Eduardo Tasis, lector de español en la Universidad de Central Lancashire, situada en Preston, muy cerca de Lancaster. Nos habló de sus investigaciones más recientes, basadas en la literatura de la segunda generación de españoles exiliados en México, que quizá precisamente por no albergar en su seno miembros tan llamativos como sí los había en los primeros exiliados al final de la guerra civil (el caso del cineasta Luis Buñuel es el más representativo), sus obras han merecido menos atención por parte de la crítica. Eduardo ya ha escrito un libro sobre algunos de estos autores, como Tomás Segovia y Angelina Muñiz Huberman, y nos explicó la sensación de vacío que existe en algunos de estos creadores españoles que abordaron las inquietudes del exilio a través de la narrativa y del cine.




  Los estudiantes de primero y de último año que vinieron a la charla, junto con otros profesores de Lancaster University y de UCLAN Preston, prestaron mucho interés a la charla de Eduardo, como se pudo comprobar en el coloquio posterior, en el que la presencia de algunos hijos de inmigrantes españoles que habían sufrido más o menos una situación de vacío idéntica durante su infancia en Gran Bretaña añadió un toque de interés a las preguntas de los asistentes.

  Nuestro segundo invitado fue Luis Pascual Cordero Sánchez, lector de español en la Universidad de Manchester, que nos habló de uno de esos poetas andaluces que él tan bien conoce por haber sido objeto de su tesis doctoral. Bueno, quizá el más universal de todos ellos: Federico García Lorca. Su charla se basó en la recuperación de su figura hecha por parte del mundo cultural hispánico después de la Transición, tanto en el cine como en la televisión, quizá para contraponerlo con los anteriores mitos del Franquismo, más basados en heoricidades castizas que en la delicadez del poeta y dramaturgo granadino.



 En su caso, el debate posterior se centró en las famosas imágenes del poeta que circulan por Internet, apenas una muestra del genio que logró atesorar, y por supuesto en el reciente descubrimiento documental en el que se prueba de forma innegable que el asesinato de García Lorca fue una orden del poder franquista llevada a cabo por su más repugnante brazo ejecutor, el falangismo. La manipulación posterior de su figura también fue debatida por nuestro ponente y mis alumnos, que hicieron muy buenas preguntas demostrando su conocimiento de los temas que iban a ser próximo objeto de su examen final en el curso que les he enseñado, del que ya hablé aquí. Al margen de que creo que ha sido muy beneficioso para ellos, les estoy muy agradecido por su asistencia y por sus incisivas preguntas a los conferenciantes. Y, por supuesto, quedo igualmente agradecido a Eduardo y a Luis por su presencia aquí para compartir sus investigaciones con nosotros.


  El seminario resultó un éxito, tanto que ya estoy empezando a planear el del año que viene. No obstante, me gustaría introducir algunos cambios, sobre todo porque estos días viene circulando por Internet un interesante texto, publicado como artículo de opinión en el New York Times, llamado El manifiesto contra las conferencias (puedes leerlo aquí en inglés). Me parece muy interesante, sobre todo porque algunos puntos los pensamos todos y ninguno se atreve a cambiar un modelo de lectura magistral que, desde luego, está bastante pasado. No fue el caso de las charlas de Eduardo y de Luis, cordiales y abiertos a todas las preguntas que recibieron, de modo que estoy seguro que no les hubiera importado variar el modelo más trasnochado de hacer estas cosas académicas. Por lo tanto, para el año próximo estoy pensando en modificar la estructura de este seminario y hacer algo así como una mesa redonda, en la que todos, estudiantes, profesores y conferenciantes, estemos sentados al mismo nivel. Previamente, los ponentes habrán dado a leer sus textos a los estudiantes y a los demás asistentes, que acudirán a la charla con los materiales trabajados y preparados. De esta manera, podremos todos comentar los puntos principales, los puntos divergentes, y trabajar con más aprovechamiento sobre nuestras dudas, nuestras preguntas, nuestras observaciones... Puede parecer muy moderno, pero en realidad no es otra cosa sino volver a la mayéutica socrática de la Antigüedad Clásica.


  Estas son mis ideas, claro, pero estaría encantado de escuchar las vuestras. ¿Qué os parece? ¿Cuál es vuestra opinión al respecto de variar el obsoleto formato de estas conferencias académicas? ¿Os gustan más las lecturas magistrales? ¿Por qué sí o por qué no? No te cortes, seas estudiante o profesor, o solo un lector del blog, deja tu opinión y la tendré en cuenta, con todo mi agradecimiento, por supuesto :-)

sábado, 2 de mayo de 2015

#Bibliotecas (III): la Real Academia de la Historia

  No es casual que esta entrada se publique en el día de esa fiesta que fue de mi pueblo, Móstoles, bastante antes de que nos la quitaran (Madrid también roba a los madrileños, ¿qué os pensábais?) para extenderla a ese engendro geopolítico llamado Comunidad Autónoma de Madrid. De esta monstruosa fábrica de gastar dinero del contribuyente en las típicas soplapolleces de los tarados que nos (des)gobiernan solo se salva un aspecto: tener el mejor himno del mundo mundial sin discusión, con una onírica y burlona letra del genio de Agustín García Calvo diseñada con el mejor y más socarrón y burlesco tono irónico madrilata para molestar a todos los politicastros que hemos tenido la desgracia de padecer (esperemos que las cosas cambien pronto, aunque no lo creo).




  Para celebrar el festivo día matritense, voy a dedicar la entrada a todos esos amigos madrileños de pro que me suelen reprochar (de buenos modos, que para eso son amigos), el que casi siempre esté hablando de mis investigaciones en bibliotecas extranjeras y no de las que también hago en bibliotecas españolas, sobre todo durante los meses de Navidad y de vacaciones estivales. Los que más se quejan son, por supuesto, aquellos que, cuando estoy en Madrid, tienen que venir a buscarme a las puertas de esas bibliotecas para después proceder a tomar los botellines o tapas pertinentes y cambiar así impresiones con el amigo exiliado. Así que va por todos vosotros :-)


  La biblioteca de la que hablaré es la de la Real Academia de la Historia, que está en plena zona de marcha de Madrid, en la calle Huertas, alojada en este bonito edificio clásico del siglo XVIII, obra del conocido arquitecto Juan de Villanueva.



  Por desgracia, en los últimos tiempos la institución ha estado más en boca de todos por las (aunque escasas) ciertamente patéticas biografías apadrinadas por su escudo, como la recientemente rectificada del no-dictador Francisco Franco, que se pueden leer en la que debería ser una de las obras señeras de la institución, el Diccionario Biográfico Español. Esta publicación resume un poco el que, en mi modesta opinión, es el problema más acuciante de la Real Academia de la Historia: aunque sus iniciativas son loables, ambiciosas y necesarias (algunas, como el Gabinete de Antigüedades, son espectaculares), sus resultados suelen ser extraordinariamente anticuados (¿cómo no contemplar haber publicado el DBE en Internet en vez de en pesadísimos tomos impresos?), con una organización de materiales muy discutible, coronado todo ello -para no variar en el país de la ausencia de responsabilidad pública- con enormes carencias en el control de calidad de los proyectos que se publican. 




 Por lo que respecta a la biblioteca, guarda todo el sabor de los espacios de bibliofilia clásicos, con una sala de lectura muy agradable y donde el trato dispensado por los trabajadores a los investigadores siempre es muy cordial y generoso. Lo peor es que los esfuerzos por modernizar la investigación, aunque han llevado a producir un catálogo en línea magnífico y a tener digitalizada gran parte de sus fondos (sobre todo la archifamosa Colección Salazar y Castro, también catalogada en esta base de datos), a veces se limitan con medidas tan discutibles y poco razonables como, por ejemplo, que haya que consultar tales digitalizaciones en los ordenadores de la institución, y no en el particular de cada investigador; y, sobre todo, que no haya wifi para los investigadores (aunque sobre este aspecto del wifi en España es tal mi cabreo que le dedicaré en el futuro una entrada especial).


  El asunto que me llevó hasta Huertas antes del tapeo con los amigos es uno más de aquellos sumarios de crónicas medievales de los que ya hablé en la anterior entrada. En esta ocasión, me interesé por un manuscrito del siglo XV que contiene una obra conocida por el título de Historia anónima de los Reyes de León (BETA, Manid 5566)


  
  A falta de ulterior examen más profundo, parece evidente que nos hallamos ante una más de las refundiciones de la General Estoria de Alfonso X el Sabio, obra bien conocida y que, en la actualidad, está siendo objeto de un excelente proyecto de digitalización y codificación conforme a las Humanidades Digitales en la Universidad de Birmingham. El resumen redactado en este códice medieval de la Real Academia matritense narra los principales sucesos acontecidos durante el gobierno de los monarcas del reino de León entre los siglos X y XI, desde Alfonso IV hasta Bermudo III. El copista añadió bastantes notas marginales al texto, un aspecto literario que aumenta más, si cabe, el interés de editarlo en el futuro.




  Además, el otro motivo por el que interesarían tanto una digitalización de la obra como su edición crítica sería el de preservar su conocimiento a generaciones futuras. Desgraciadamente, algunos de sus folios están muy deteriorados por el uso escriturario de tintas conocidas con el nombre de ferrogálicas, ya que se obtenían mezclando, entre otros ingredientes, vitriolo y sulfato de hierro. Este tipo de tinta fue muy utilizado durante la Edad Media y el Siglo de Oro porque, una vez escrito, resistía el agua con firmeza y no era, por lo tanto, borrado si el documento se mojaba. Sin embargo, el paso del tiempo provoca un efecto devastador de las tintas ferrogálicas, porque su gran poder de corrosión destruye el papel y el pergamino en el que fueron usadas, como este ejemplo del manuscrito de las crónicas leonesas nos muestra.


  
  En fin, se trata de una obrita muy digna e interesante, que espera algún voluntario que la rescate del olvido para preservar toda su riqueza a las generaciones del futuro. Y por supuesto, también es un motivo para pasar una agradable jornada de trabajo en Madrid aderezada con el tapeo y los amigotes en la Plaza de Matute. Ya estoy deseando que llegue el siguiente códice y la siguiente ronda.

martes, 31 de marzo de 2015

Manuscritos medievales hispánicos en Inglaterra: dos crónicas en Manchester y en Birmingham

  Por desgracia, en febrero no pude escribir mi entrada mensual de este blog, puesto que dediqué todo el mes a preparar mi comunicación para el III Congreso Internacional sobre el Cancionero de Baena, celebrado en la coqueta villa cordobesa, donde nos reunimos para estudiar el famoso cancionero de Juan Alfonso de Baena, la primera recopilación de poesía castellana que se ha conservado. El manuscrito, con preciosa caligrafía cortesana, está datado en el primer cuarto del siglo XV y, además de poderse consultar en Internet, en la página web de la Biblioteca Nacional de París, donde se conserva, se puede comprar ahora en una magnífica edición facsímil, editada por el Centro de Estudios Juan Alfonso de Baena y con un precio bastante asequible para lo que suelen costar tales ediciones.

  
  Escribir mi comunicación y presentarla me absorbió casi por completo, incluidos los últimos días de cada mes que es cuando me suelo dedicar a hacer balance de los temas que he tratado para hablar de ellos aquí en el blog. El congreso estuvo muy bien, con una organización exquisita y unas sesiones plenarias realmente magistrales; pero sobre todo, me llamó la atención la participación de muchos jóvenes estudiantes con comunicaciones muy trabajadas y que aportaron cosas muy interesantes, demostrando así que el relevo en los estudios de cancioneros está asegurado.


  Después de acabar el frenético trimestre de clases de invierno en Inglaterra, estoy aprovechando estos días pascuales sin clase y sin actividades docentes para ocuparme de la investigación. Me he propuesto dejar acabado durante este mes el proyecto en el que anduve trabajando desde octubre del año pasado. Me dediqué a localizar manuscritos hispánicos poco o nada conocidos localizados en tierras británicas, en otras bibliotecas que no fuera la bien trabajada British Library, cuyos fondos en español ya han sido objeto de varias y diversas catalogaciones.


   En principio, quería centrarme solo en la magnífica John Rylands Library de Manchester, de cuyos tesoros manuscritos ya hablé aquí. Solicité varias becas para digitalizar algunos de sus códices y tuve la enorme suerte de recibir el apoyo del Programa Hispanex 2014 para acometer la primera fase del proyecto (ojalá pueda lograr más financiación en el futuro para acabarlo por completo). Así, lo que he estado desarrollando con la ayuda del citado Programa Hispanex es la descripción técnica de los manuscritos siguiendo unas normas más modernas que la de la antigua catalogación de que disponíamos: la efectuada en 1921 por Moses Tyson, venerable archivero de la citada institución. Este trabajo, a pesar de su vetustez, todavía es de bastante utilidad, así que hasta que mi investigación esté disponible para todos en la base de datos PhiloBiblon, y en espera de que las conclusiones de este proyecto sean presentadas de forma académica en el próximo Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, aquí os dejo el artículo de Tyson por si alguien está interesado en él. No hay tópico más querido por los medievalistas que el de Bernardo de Chartres acerca de que somos enanos en hombros de gigantes, y en este caso mis propias conclusiones serán, por supuesto, siempre deudoras de las de este pionero.




  Como avance del proyecto, puedo presentar en este blog los dos resultados más destacados de mi pesquisa. El primero es una crónica medieval castellana conservada en la John Rylands Library y que ya fue descrita y catalogada por Tyson. Su signatura (es decir, el localizador alfanumérico que todo libro lleva y que sirve para saber dónde está exactamente colocado en la biblioteca) es Ms. Spanish 1. 


  Tras examinar detenidamente sus casi 700 folios (que hacen necesario una cerradura de hierro para poder abarcar toda la encuadernación), confío en que se trate de una versión en castellano de la famosa crónica latina De Rebus Hispaniae atribuida a Rodrigo Jiménez de Rada, Arzobispo de Toledo, obra que habitualmente se conoce con el nombre de Toledano romanzado. En la base de datos en que trabajo, PhiloBiblon - BETA (Bibliografía Española de Textos Antiguos), cada uno de los textos tiene otro localizador numérico (Texid) para distinguirlo de los demás (en este  caso, BETA Texid 2585). Cuando digo en que confío en que sea este texto es porque todas estas crónicas medievales tienen muchísimas interpolaciones, añadiduras y manipulaciones, tal como se puede apreciar simplemente en las indicaciones escritas en el voluminoso lomo de la encuadernación.


 Poco después, documentándome para intentar descifrar el verdadero galimatías de la filiación de todos estos manuscritos, leí este artículo de Manuel Hijano, profesor de la Universidad de Durham, y este otro, de Aengus Ward, profesor de la Universidad de Birmingham. Ambos me guiaron en dirección a otro códice similar al de la Rylands Library, localizado en Birmingham, que presenta una de las versiones más antiguas del texto cronístico titulado Estoria del fecho de los Godos (BETA, Texid 1211). 


   Aunque la signatura y la localización ofrecidas por Hijano no concuerdan, creo que se trata del mismo manuscrito que hoy se alberga en la Cadbury Research Library con la signatura MS326. Se trata de un magnífico ejemplar, con una soberbia encuadernación renacentista de piel castaña y hierros en seco.


  La única lástima de este códice es que le falta el folio inicial y algunos de los folios finales, pero por lo demás es un ejemplar con un buen estado de conservación. En definitiva, espero poder presentar en el citado congreso de la AHLM un trabajo completo con la descripción de ambos según los criterios de PhiloBiblon, más las relaciones entre los dos y, sobre todo, desgranar cuál o cuáles de los muchos textos cronísticos medievales hispánicos contienen. Deseadme suerte y ya os contaré qué tal va ;-)