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miércoles, 30 de abril de 2014

Una breve actualización bibliográfica

  Cuando comencé este blog me propuse al menos escribir una entrada al mes, y además me obligué a hacerlo costara lo que costase, puesto que si no fuera así correría el riesgo de caer en la mala costumbre de dejar de lado este canal de comunicación y nunca me ha gustado dejarme nada a medias. Pero la verdad es que el mes de abril, a pesar de las vacaciones, me lo ha puesto muy difícil por diversos motivos. Primero, por haber tenido que preparar informes para la solicitud de financiación de varios proyectos que tengo en perspectiva y de los que hablaré en su momento. Esta fase de redacción de papeleo diverso con vistas a la presentación de ayudas financieras se conoce en la jerga académica como literatura marrón, y no precisamente porque este sea el color del quesito del Trivial destinado a las preguntas sobre obras y autores literarios, sino más bien por otras razones que tienen que ver con el color marrón y que, por respeto a mis lectores, no voy a profundizar más en ellas.


  Por si tales razones fueran pocas, durante el período vacacional de Semana Santa (o la Pascua, como se prefiere denominar en Gran Bretaña) recibí por fin, tras tres meses esperándolas, todas mis posesiones ultramarinas, es decir, un par de maletas con ropa, algunas cajas con sartenes y enseres caseros varios, y, por encima de estas, algunas más con libros y con mis equipos informáticos. Así que, cual marca de café ochentero y por lo tanto hortera, he estado durante las semanas anteriores pacientemente desembalando todo hasta colocarlo en su nuevo y británico lugar correspondiente. Como comprenderéis, mis únicos ratos de asueto durante este proceso los he dedicado al divertimento que tenía más a mano.... y no me neguéis que vosotros no lo habéis hecho nunca, que aquí somos todos una familia y nos conocemos...


  Precisamente me hallo ahora en los momentos previos a sustituir mi viejo portátil Toshiba del año de la polka, desde el que he trabajado en casa durante estos últimos meses, por un equipo un poco más sofisticado. Pero ante la tesitura de estar varios días actualizando programas, configurándolo todo, haciendo copias de seguridad y demás, y que dejase abril sin publicar, me ha salido la conciencia bloguera pesada y me ha obligado a actualizar. 


   Como ya llevaba tiempo queriendo abrir un apartado a comentar libros y lecturas que hago, aprovecharé para matar dos pájaros de un tiro e inaugurar esta sección de comentarios bibliográficos de libros que, en principio, estoy leyendo porque son especializados para temas relacionados con mi investigación y que, por este motivo, tal vez no sean susceptibles de ser leídos por todos los públicos. Pero, al mismo tiempo, me gustaría precisamente hacer todo lo contrario: motivar a todos aquellos lectores que no sean expertos en el tema a leerlos, porque en muchas más ocasiones que las que uno podría imaginarse el resultado es muy positivo. Hagamos todos caso, pues, del magnífico tópico explicado por el poeta Horacio: sapere aude.

  La primera de las novedades bibliográficas es este libro de Ana María Gómez Bravo, ilustre integrante como yo  mismo de la hermandad  de madrileños perdidos por el mundo académico anglosajón, que acaba de publicar una monografía titulada Textual Agency. Writing Culture and Social Networks in Fifteenth-Century Spain. El libro trata de explicar algo que muchas veces me ha resultado muy difícil de hacer comprender a mis estudiantes: si la producción poética en todas las épocas y culturas de la historia, siempre ha sido y es un fenómeno literario bastante pequeño y destinado a una cierta minoría de lectores, ¿qué motivos pudieron provocar que la poesía de cancionero castellana fuera tan abundante durante los siglos XIV y XV hasta el punto de ser considerada como la más amplia y fértil cosecha lírica de toda la Europa románica? De manera sencilla y elegante, en el libro se van diseccionando los contextos políticos, económicos y, en especial, los relativos a la propaganda ideológica, motivo tal vez principal del éxito de la poesía de cancionero, al convertir un elemento cultural en un instrumento de control ideológico por parte del poder, con el añadido de su enorme interés en la configuración de la identidad hispánica durante la Baja Edad Media y el Renacimiento. Entiendo la dificultad que muchos podéis tener con la época y con el inglés, pero con que se tenga un mínimo conocimiento de ambos, sin duda alguna quien se atreva con él va a disfrutar mucho de conocer un aspecto crucial, y en general no demasiado conocido, de una época de grandes cambios en la cultura y en la literatura hispánica. Yo aún no lo he acabado, pero llevo leídas unas 100 páginas y confieso que, más que los aspectos puramente académicos, me está encantando precisamente eso, el transitar por los intereses sociales y económicos creados alrededor de la composición de poesía.


  La segunda novedad es la que, teniendo un contenido más especializado y concreto, tal vez pueda ser más apta para que alguien se atreva con ella: se titula Dámaso Alonso-Marcel Bataillon: un epistolario en dos tiempos, y recoge, como su propio nombre indica, las cartas cruzadas, durante dos épocas vitales distintas, entre estas dos grandes figuras de las letras hispánicas. El equipo de edición, encabezado por Estrella Ruiz-Gálvez Priego, incluye también a otros hispanistas emigrantes, como Javier Espejo y Alicia Nieto. Todavía no he podido meterme en profundidad con él, y reconozco que la impresión sobre el libro que aquí escribo es más de hojeo que de ojeo; pero me ha bastado para creer que un lector cualquiera, aunque no esté interesado en el aspecto erudito del intercambio epistolar, puede disfrutar muchísimo descubriendo un poco más a dos personalidades de su tiempo, en especial una relación de respeto mutuo y admiración por la labor del otro a pesar de sus personalidades y escuelas académicas tan distintas, con un lado humano muy emotivo que se percibe con claridad en cada una de las cartas.


  Las dos siguientes novedades están también relacionadas, como la de Gómez Bravo, con la poesía de cancionero, que es uno de mis ámbitos preferidos de investigación: me refiero a la obra de Cleofé Tato García titulada De amor y guerra: la poesía de Pedro de la Caltraviesa; y a la de Sandra Álvarez Ledo, que lleva por título Ferrán Manuel de Lando. Estudio sobre la biografía y la obra de un poeta sevillano





  Ambas monografías están escritas por investigadoras en lírica cancioneril a las que admiro por su tenacidad para encontrar datos biográficos de dos poetas que, en principio considerados como menores, no han sido todo lo bien tratados por la crítica que deberían de haber sido. Además, la edición de los textos poéticos es impecable, incidiendo de nuevo en los componentes ideológicos y políticos que antes comentábamos. Así que si un día tienes ganas de leer algo estimulante aunque en un principio no tengas claro si lo vas a entender bien, anímate y prueba alguna de estas recomendaciones. Estoy bastante seguro de que, solventadas las dificultades iniciales, que tal vez te obliguen a un ajuste previo de conocimientos, las vas a disfrutar un montón. Si al final eres un valiente y lo haces, avisa, por supuesto: serás bien recibido e incluso invitado a que compartas tu experiencia con otros lectores no demasiado avezados en tales temas. Cambiando a Horacio por Virgilio, recuerda que audentes Fortuna iuvat.


jueves, 26 de diciembre de 2013

El cierre de un año cualquiera de investigación cultural

  Además de los tradicionales buenos propósitos para el año próximo que nos son comunes a todos, los profesores, durante el mes de diciembre, solemos compaginar la búsqueda de nuevos objetivos con la recepción de algunos trabajos publicados. Las editoriales se apresuran a cerrar para su venta volúmenes ya comprometidos con anterioridad, así que, casi siempre, en los días finales del año toca recibir ejemplares de libros impresos y/o separatas de artículos.

  En mi caso concreto, he recibido de forma reciente tres. El primero es mi contribución al XIX Congreso de Historia de la Corona de Aragón, celebrado el pasado año de 2012, que tenía como objetivo conmemorar el 600 aniversario de un acontecimiento fundamental en la historia de España, como fue el Compromiso de Caspe (1412). Un resumen muy básico de aquel suceso es que la monarquía aragonesa se encontraba en pleno período que llamamos Interregno, puesto que en 1410 la muerte de Martín I sin sucesores directos provocó la ausencia de un claro heredero. Así, la asamblea de Caspe fue básicamente que unos compromisarios del reino decidieron elegir al mejor candidato posible para ser rey, que resultó ser un infante castellano, Fernando el de Antequera (llamado así por haber conquistado esta ciudad dos años antes), que fue coronado como Fernando I de Aragón. Pero casi mejor que escuches el relato que el propio monarca hace de aquellos momentos en este simpático vídeo


  Esta llegada de un Trastámara castellano al trono aragonés acabaría posibilitando la unión dinástica de finales del siglo XV, pues Fernando I es abuelo de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Tal vez por este hecho, y quizá también por la brevedad de su reinado (apenas cuatro años, pues murió en 1416), es un rey que suele ser bien tratado por la historiografía. Sin embargo, desde mis años de estudiante he tenido bastantes reticencias hacia su figura: no creo que haya un monarca medieval hispánico con tanta y tan abundante "buena prensa", capaz de minimizar sus errores (cuando no de echarle la culpa a otros o a otras) y exagerar sus aciertos. Mi trabajo (que puedes leer o descargar aquí) en estas actas del congreso (que puedes leer completas o descargar aquí) pretende mostrar algunas de estas acciones propagandísticas favorables a su figura, como por ejemplo su calculada ambigüedad en la política relacionada con judíos y conversos, que muchas veces es solapada por cronistas afines a su causa. El de los conversos es uno de los ámbitos en que más estoy interesado y en el que centro gran parte de mi investigación. Me refiero a los cristianos de origen judío, ellos o sus familias, que causan a veces tanto revuelo en su análisis, como el profesor Ángel Alcalá nos cuenta:


El otro trabajo que ha sido recientemente publicado tiene también que ver con esta presencia conversa en los cancioneros castellanos, y es la continuación de otro que publiqué en el año 2011 en La Corónica. En realidad, el nuevo (que puedes leer aquí), espléndidamente editado, como siempre, por la editorial Iberoamericana-Vervuert, es la primera parte del publicado en 2011 (que puedes leer aquí), y se dedica a cubrir la presencia de conversos en los cancioneros de la primera mitad del siglo XV. Hubiera sido lógico publicarlos al contrario, pero en realidad están escritos en el mismo año y son complementarios. Ahora ya por fin se pueden leer correlativamente. Quedaría por realizar un tercero, sobre esta presencia en la colección poética medieval más importante de todas, el Cancionero general de Hernando del Castillo (1511), un objetivo para el cual ahora mismo estoy recopilando datos y tratando de encontrar el hilo conductor.

  El tercer artículo es el que más curioso puede resultar al lector actual, puesto que cumple de forma extraordinaria con una de las máximas con las que nació este blog: observar cómo el  pasado histórico y el presente cotidiano no están tan lejos el uno del otro como a priori podría parecer. El trabajo (que puedes leer aquí) está publicado en París por Indigo, dentro de la colección de monográficos sobre conversos dirigidos por Rica Amrán, de la Université de Picardie. Es la edición de un documento escrito por un curioso personaje: Francisco Hernández Coronel, uno de los más importantes financieros y agentes económicos del reino de Castilla entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI. En una de las jornadas de trabajo en el Archivo General de Simancas, encontré el memorial que este financiero y poeta converso dirigió a Fernando el Católico con el objetivo de denunciar la dificilísima situación sufrida por su familia, antaño poblada de poderosos banqueros y financieros.



  La verdad es que el documento no tiene desperdicio, pues denuncia algunos malos hábitos en la economía, principalmente el intervencionismo de los Reyes Católicos, que habitualmente siempre salen bien parados, y en este documento no lo parecen. Lo peor de todo es comprobar cómo algunas pautas relacionadas con la economía del siglo XV son fácilmente reconocibles por todos en nuestra realidad actual de caos, descontrol y escasa gobernabilidad económica: en la narración de Hernández Coronel sobresale ausencia de control del gasto público, e incluso el lamento por la imposibilidad de asumir responsabilidades (algo muy clásico en nuestra economía actual). Cuando el texto llega a la autoridades, se dice que hace mucho tiempo que pasaron estas cosas y no se pueden contrastar los datos (el famoso "ha prescrito" de nuestros delitos económicos actuales). Con todo, la noticia más importante, en mi opinión, es que de los testimonios finales de este memorial se deriva una noticia que, hasta donde sé, permanecía inédita: que los dos principales financieros conversos de la época, Hernán Núñez Coronel (padre de Francisco) y Luis de Alcalá, acabaron dando con sus huesos en el alcázar de Madrid, convertido a la sazón en cárcel, por estos delitos económicos. Un escándalo, sin duda, de grandes dimensiones, puesto que ambos se habían convertido al cristianismo bajo el directo patrocinio de Isabel y Fernando, y su caída en desgracia debió de ser sonadísima y muy difícil de aceptar para la monarquía. La verdad es que el panorama que se vislumbra es sombrío, y es algo que pensé inmediatamente después de finalizar de transcribir el documento: quinientos años más tarde, el estado hispánico sigue siendo tan débil como lo era entonces para depurar responsabilidades en lo relacionado con delitos económicos. Todos deberíamos preguntarnos el porqué de esto, por qué motivo somos incapaces de exigir que nuestros políticos legislen y juzguen con mano firme aquellos casos en que el dinero de todos es malgastado y sirve para enriquecer arcas privadas. Una variable tristemente lineal en nuestro devenir histórico. Es algo sobre lo que trataré de reflexionar más a fondo en el futuro.

  Para acabar, estos tres artículos publicados en los postreros días del año tienen otra característica esencial: son los últimos en los que figura mi antigua filiación universitaria. Pero de estas novedades hablaré más adelante. Que paséis unas felices fiestas navideñas, caros lectores, y mis mejores deseos para vosotros en el ya inminente 2014.

martes, 24 de septiembre de 2013

Un título para un blog

  Como no estaba demasiado inspirado, al final he decidido poner como título de este blog el primer verso de una de mis composiciones favoritas del cancionero medieval castellano. Su anónimo autor supo plasmar perfectamente, a mi juicio, el profundo desencanto y el hastío que a veces nos sobreviene a todos cuando la vida cotidiana no responde a nuestras expectativas, cosa esta última que, en el actual contexto de crisis global que sufrimos, nos viene ocurriendo a casi todos de forma más persistente o menos dolorosa. En especial, creo que los cuatro primeros versos de la canción son magníficos e impactantes para el lector de cualquier época, porque responden con notable fidelidad a esa idea de decepción y desilusión vital próxima a la desesperación. La que sigue es mi propia edición crítica del poema (ID 0678), con las grafías modernizadas y prestando mayor atención a la versión más completa, conservada en el Cancionero musical de Palacio (MP4):

  Harto de tanta porfía,
sostengo vivir tan fuerte
qu'es triste el ánima mía
hasta que venga la muerte.

  En tus manos la mi vida                                         5
encomiendo, condenado.
¡Ó, pïedad merecida!,
¿por qué m'ás desamparado?
Fin hará la profecía
dada por mi mala suerte,                                        10
qu'es triste el ánima mía
hasta que venga la muerte.

  Las variaciones de esta edición con el texto original son tan pequeñas que cualquier lector con un mínimo de cultura lo podría entender sin explicaciones adicionales: las grafías medievales 'beuir' por 'vivir', o 'fasta' por 'hasta', guardando la efe inicial que da lugar a nuestra actual hache; y sobre todo, la aglutinación vocálica ('qu'es' por 'que es'; 'm'ás' por 'me has'). Como se ve en la edición crítica, aconsejo que, al tratar textos medievales, se puntúe y se pongan tildes según los criterios ortográficos actuales, para hacer más accesible el contenido del mismo a todo tipo de lector. Y, por último, dos detallitos muy importantes: primero, recomiendo sangrar el verso inicial de cada estrofa con dos espacios; y segundo, sugiero siempre numerar de cinco en cinco los versos, para que nos podamos referirnos a ellos con precisión si hubiera que analizar el poema.

  Cuando en el estudio de una poesía medieval de los siglos XIV-XV indicamos su número de identidad (ID) entre paréntesis, o cuando ponemos las siglas y número de un determinado cancionero (MP4), nos referimos a la monumental catalogación efectuada por Brian Dutton, el gran hispanista británico que dedicó gran parte de su vida a identificar todos y cada uno de poemas y cancioneros medievales escritos en castellano. Gracias a su impagable labor podemos estudiar en detalle una misma poesía y saber con exactitud de cuál de ellas estamos hablando, con independencia de que la leamos en un cancionero o en otro, o de que manejemos una edición crítica u otra. La labor de Dutton es muy importante porque nos permite trabajar con un método científico todo el enorme caudal de la poesía de cancionero castellana de los siglos XIV y XVI, recordemos: la más fértil cosecha lírica de todo el occidente románico medieval europeo. La obra de Dutton, impresa en siete volúmenes y editada por la Universidad de Salamanca entre 1990 y 1991, se puede ahora consultar en Internet gracias al proyecto de investigación de la Universidad de Liverpool, dirigido por Dorothy Severin y coordinado por Fiona Maguire y por Manuel Moreno, tres grandes expertos en los cancioneros medievales. Si quieres saber más de este tipo de lírica, no lo dudes: esta base de datos es tu sitio.

  En alguno de los manuscritos en que esta canción, Harto de tanta porfía, se ha conservado presenta la notación musical, algo que solía casi siempre acompañar a estos poemas medievales, como se puede ver en este otro folio del Cancionero de Palacio:

  Gracias a esta notación, algunos musicólogos modernos han conseguido reproducir hoy cómo sonaban estas canciones medievales con una fidelidad casi exacta. La que sigue es la magnífica versión de Harto de tanta porfía a cargo de Jordi Savall, versión a tres voces que pone un digno colofón musical a los sentimientos de hastío y desesperación que el autor de esta canción quiso transmitirnos.