La verdad es que pensaba haber actualizado el blog a primeros de 2014, nada más comenzar, porque sabía la que se me venía encima con las novedades que anticipaba en la anterior entrada, la dedicada a los propósitos académicos de final de año. Mi nuevo destino vital me tiene enredado por completo, y no precisamente por la belleza natural y monumental de la vieja ciudad del norte de Inglaterra en la que voy a vivir: Lancaster. Aquí, con su imponente castillo medieval coronando una magnífica vista del entorno completo en que seguir con mis andanzas.
Así que estos tiempos nuevos no llegan a ser salvajes, como la bonita tonadilla ochentera de mis queridos Ilegales que da pie a esta nueva entrada, pero sí causa un cierto salvajismo en quien estas líneas escribe por vérselas y deseárselas para cumplir con los compromisos adquiridos previamente, como es el caso de este blog. La vida en el Reino Unido no me va mal: estoy bastante contento en líneas generales. Eso sí: confieso que la exasperante parsimonia británica y su exquisito regodeo en lo ceremonioso (aquí hace falta pedir una cita hasta para apuntarse al gimnasio) me hacen perder los nervios de vez en cuando y soltar varios exabruptos carpetanovetónicos para desahogarme. Algún siglo de estos supongo que me lograré acostumbrar.
Lo mejor de todo es, desde luego, la universidad. Mis compañeros del Departamento de Lenguas y Culturas Europeas de Lancaster University me han acogido con los brazos abiertos, haciéndome la vida muy fácil para alguien que empieza. La verdad es que tampoco puedo quejarme mucho de mis anteriores departamentos y universidades en Estados Unidos (y de los que sí podría quejarme, no voy a darlos ese gusto), pero aquí el nivel de inversión en educación realmente espectacular, los medios de que se disponen son extraordinarios. También hay, claro está, recortes y problemillas, pero comparado con cómo está el asunto en Estados Unidos (obviaré referirme a España, claro), la verdad es que es otro mundo. Es algo que se nota bastante en las infraestructuras. El edificio de LICA, por ejemplo, es el aulario más bonito en el que jamás he dado clase: una construcción en medio de un estanque a la que se accede cruzando un puente de madera. La bonita vista de LICA me suele hacer perdonar que me pille en la otra punta del campus y que, para no variar mi costumbre ibérica, llegue casi siempre tarde a clase por mi manía de salir de la oficina como cierto personajillo conejil de Alicia en el País de las Maravillas. Menos mal que el único aspecto positivo de la desastrosa fusión entre Iberia y British Airways es que nuestros queridos y flemáticos amigos británicos, tras meses de dimes y diretes, ya se han resignado a aceptar la impuntualidad sistemática como forma de vida.
Lo mejor de todo es, desde luego, la universidad. Mis compañeros del Departamento de Lenguas y Culturas Europeas de Lancaster University me han acogido con los brazos abiertos, haciéndome la vida muy fácil para alguien que empieza. La verdad es que tampoco puedo quejarme mucho de mis anteriores departamentos y universidades en Estados Unidos (y de los que sí podría quejarme, no voy a darlos ese gusto), pero aquí el nivel de inversión en educación realmente espectacular, los medios de que se disponen son extraordinarios. También hay, claro está, recortes y problemillas, pero comparado con cómo está el asunto en Estados Unidos (obviaré referirme a España, claro), la verdad es que es otro mundo. Es algo que se nota bastante en las infraestructuras. El edificio de LICA, por ejemplo, es el aulario más bonito en el que jamás he dado clase: una construcción en medio de un estanque a la que se accede cruzando un puente de madera. La bonita vista de LICA me suele hacer perdonar que me pille en la otra punta del campus y que, para no variar mi costumbre ibérica, llegue casi siempre tarde a clase por mi manía de salir de la oficina como cierto personajillo conejil de Alicia en el País de las Maravillas. Menos mal que el único aspecto positivo de la desastrosa fusión entre Iberia y British Airways es que nuestros queridos y flemáticos amigos británicos, tras meses de dimes y diretes, ya se han resignado a aceptar la impuntualidad sistemática como forma de vida.
También me han causado una magnífica impresión los estudiantes. Vivos, trabajadores, con muchas ganas de aprender, y ciertamente participativos en clase. Gracias a ellos, a sus ganas de aprovechar todo tipo de experiencias educativas, no ha resultado tan descabellada, sino exitosa, la idea de utilizar Twitter como medio de debatir los temas del seminario sobre historia de la poesía española que estoy enseñando este cuatrimestre. La idea partió de otro curso que diseñé durante el año 2012 para mi antigua casa, la Universidad de California en Riverside, en el que quise aprovechar el tirón entre el público norteamericano de una serie de televisión: Game of Thrones (Juego de Tronos). Confieso que me sentí celoso porque, al enseñar mis propios cursos de medieval en Riverside, escuché a los estudiantes comentar más asuntos de la imaginada Edad Media donde se sitúa la acción de la serie que del curso que estaban estudiando conmigo; y lo peor es que muchos de los aciertos de los guionistas, incuestionables, no son creaciones originales, sino que están basados en tópicos literarios presentes desde hace centenares de años no ya en la cultura medieval hispánica, sino en todo el acervo cultural del occidente europeo. Por ello, diseñé un curso en que, partiendo de algunos pequeños cortes de la serie, presentaba algunas obras de la literatura española desde los siglos XIII al XVII con idénticos temas a esos que hacían las delicias de los telespectadores.
Cuando llegué a Lancaster, me propusieron enseñar un curso similar, pero llevándolo más adelante en el tiempo, es decir, con la inclusión de algunas obras de la poesía española del siglo XX. El resultado lo podéis ver aquí: un curso parecido, pero más centrado en tres de los grandes temas de la literatura universal, como son la traición, la guerra y el exilio, que actúan como hilo conductor entre las poesías españolas que leemos y los pequeños vídeos de Game of Thrones que se proyectan en clase. Así, podemos comparar la fortaleza mental y espiritual de Santa Teresa de Jesús con la física de nuestra querida Brienne of Tarth:
La otra novedad fue la de incluir Twitter como método de discusión. Todos los cursos universitarios que cuentan con el apoyo de plataformas interactivas (en nuestro caso es Moodle) suelen tener un foro de discusión sobre los temas a tratar. Los foros suelen ser privados, es decir, solo los estudiantes matriculados en el curso tienen acceso, y la participación en ellos es de todo menos espontánea e interesada. En muchas ocasiones no es que los profesores tengamos que forzarla, sino que casi hay que incentivarla (por no decir sobornarla) ofreciendo puntos extras en el curso a quienes sí participen en esos foros. Otro elemento que no me gusta es que la privacidad de tales foros resta a los temas en discusión la forma natural en que ha de producirse un debate sano. Para intentar paliar estos problemas se me ocurrió llevar la discusión a Twitter: la etiqueta (hashtag) general del curso es #GoTLancaster14, mientras que el tema semanal se señala mediante otra etiqueta (la semana pasada fue #crisis). La interacción de los estudiantes ha dado lugar a discusiones con bastante enjundia, como podéis observar en esta selección.
Tweets about "#GoTLancaster14"
La participación está abierta a todos, no solo a los estudiantes del curso: tú también puedes participar, por supuesto cumpliendo las normas de buena educación inherentes a cualquier discusión académica. Basta con que sigas la etiqueta general #GoTLancaster14 para que escribas tus reflexiones sobre los temas a tratar. El lenguaje del curso es inglés y en él estarán escritos casi todos los tuits; pero los estudiantes cursan su último año de estudios en filología hispánica, así que hablan, escriben y entienden perfectamente el español, por si prefieres escribir tus tuits en esta otra lengua. No dudes en unirte a nosotros y compartir esta discusión virtual que, a través de Twitter, no solo creo que está siendo de provecho para los estudiantes, sino que el profesor es el primer beneficiado de ella: estoy aprendiendo muchísimo de esta aplicación de las nuevas tecnologías y redes sociales a la enseñanza universitaria.
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