Translate my blog

viernes, 31 de octubre de 2014

Nada cambia, todo permanece: el autor del Mío Cid y la ceguera de la tasa Google

  Diversos asuntos me han impedido actualizar el blog en el mes de septiembre, algunos personales, otros más generales. Por referirme solo al que está más relacionado en sí con el blog, el retraso se debe a que estoy valorando dejar la actual plataforma, blogspot, y mudarme a una nueva, hypotheses.org. No tengo ninguna queja de blogspot, todo lo contrario: en el tiempo que llevo con ellos jamás el soporte ha dado problema técnico alguno. El nuevo programa, sin embargo, parece un mejor espacio académico, con mejores herramientas para mi propósito divulgativo. Todavía lo estoy valorando y pronto tomaré una decisión.

  No me resisto, sin embargo, a comentar un asunto reciente que me ha llamado la atención. En los últimos días una noticia cultural relacionada con la Edad Media ha aparecido en casi todos los medios de comunicación españoles: la edición de un nuevo estudio, firmado por José Hernando Pérez, en el que se demostraría que el autor del Poema de Mío Cid es un mozárabe, de nombre Mair Yahya Ben Gâlib, identidad en la que subyace alguien más conocido en el entorno cidiano: Per Abbat, o Pedro Abad. A este último personaje se le venía considerando no como el autor de la obra, sino como el escribano o copista, es decir, quien redactó de forma mecánica el único testimonio manuscrito que ha llegado a nuestros días del gran poema épico de la Edad Media castellana. 

  Creo innecesario incidir más en la importancia de esta obra en la literatura hispánica. Está basada en las supuestas hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, un personaje histórico que existió de verdad y que aquí abajo vemos representado a lomos de su famoso caballo Babieca en la Hispanic Society de Nueva York.



  La noticia de una nueva publicación sobre la epopeya hispánica me alegra enormemente. Es cierto que el personaje ha sufrido vaivenes diversos, desde aquella historiografía fascistoide que convirtió al Cid en un mero antecedente del dictador, o la desinformación continuada de las historiografías de nacionalismos periféricos, que pasaban por encima de él como no queriendo despertar fantasmas franquistas.y haciéndole un imperialista más. También me preocupa mucho que, en estos tiempos modernos, no sé muy bien por qué motivos (porque razones, desde luego, ninguna), ciertos noveleros de mínimo postín parezcan empeñados en hacer de la lectura del Mío Cid una tarea tan hercúlea como estomagante y poco productiva (vamos, un coñazo). Queridos lectores: no hagan ustedes ni caso a semejantes desmanes ególatras de chafarderitos juntaletrescos. Con cierta ayuda, cierto conocimiento previo de la biografía del personaje y con una edición modernizada (si el lector no quiere adentrarse en más complejidades del castellano que se hablaba y se escribía en la Edad Media), el Poema de Mío Cid se lee a las mil maravillas, no muerde a nadie y ríanse ustedes de las tramas de Harry Potter o El Señor de los Anillos. Aquí está todo, y mucho antes, con idéntica o como mínimo igual de valiosa pericia artística. Es muy curioso que ni siquieran quienes las emiten y suscriben sepan que tales opiniones, que prentenden ser así muy molonguis, en plan tope colegueo posmodernita, no son más que tristes actualizaciones de aquella doble llave al sepulcro del Cid con el que Joaquín Costa quería regenerar a la España de entre los siglos XIX y XX.




  Existen, no obstante, varios problemas a la hora de encarar una valoración de este novedoso estudio. Primero, sostener la autoría de Per Abbat es, de nuevo, una actualización de postulados ya defendidos en las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado por algunos investigadores expertos en temas cidianos, principalmente Francisco Javier Hernández, Timoteo Riaño y, sobre todo, Colin Smith. En la entrada de Wikipedia correspondiente hay un buen resumen de estos vericuetos de la autoría del Poema de Mío Cid relacionados con Per Abbat. Además, con respecto al estudio que comento, la complicación todavía va a ser mayor al tratar su autor de demostrar que bajo ese nombre cristiano, el del copista Per Abbat, se esconde el de un escritor mozárabe.
  
  El segundo problema es que ya en el año 2008 otra investigadora, Dolores Oliver Pérez, escribió sus conclusiones acerca de una supuesta autoría árabe del Poema de Mío Cid. Leí el libro con mucho detenimiento en su día y, si bien me pareció que hay muchos más elementos de origen oriental de los que habitualmente se cree en varios episodios del poema épico, la hipótesis de la autoría árabe está llevada hasta un extremo ciertamente difícil de aceptar. Alberto Montaner y Luis Molina reseñaron la obra en 2010 y desbarataron, en mi opinión, bastantes de las conclusiones mantenidas por Oliver Pérez en su estudio. Ella, un año más tarde, se defendió de estas reseñas críticas con su obra,  pero me da la impresión de que se ha entrado en una especie de diálogo de sordos en el que nadie quiere esuchar ya nada más procedente del otro, dando al traste con cualquier atisbo de discusión académica. 

  Así pues, la tarea que tiene por delante José Hernando Pérez es peliaguda. Por de pronto, no conozco más estudios cidianos de él, lo que me hace presuponer que no es un especialista en la materia. No me parece mal, en principio, pues la llegada de visiones externas a los especialistas casi siempre aporta una bocanada de aire fresco a la especialidad. Pero son muchos y diversos los escollos que este nuevo estudio se dispone a abordar, de forma que estoy deseando hincarle el ojo, como se suele decir en la profesión, para ver cómo demuestra con datos objetivos tantas, y tamañas, complicaciones.

  Como colofón de esta entrada cidiana, aprovecharé para explicar al lector por qué a partir de ahora, y al contrario de lo que venía realizando en este blog hasta el momento, dejaré de enlazar noticias a periódicos españoles, como por ejemplo, no he enlazado con ninguno de los diarios que han publicado la presentación de este libro sobre el Poema de Mío Cid. Tal como denuncian por doquier artículos de prensa, blogs y vídeoclips como el que sigue, la aprobación en España de un canon a pagar por todo aquel que enlace un contenido a un periódico convencional es una auténtica locura, un puro disparate que amenaza con devolvernos tecnológica e informativamente a la época de las cavernas.



  La llamada coalición Pro-Internet, en la cual me he registrado, está llevando a cabo varias acciones de protesta, indicando la conveniencia de consultar esta lista de medios de comunicación en contra de la tasa antes de enlazar contenidos. En especial, solicitan que los dueños de blogs puedan registrarse aquí para renunciar a ese canon y demostrar a la panda de tarados que nos (des)gobierna que no se puede ser más retrógrado y deleznable que ellos. Pero está por ver que los esfuerzos den sus frutos.


    Al final, como nada cambia y todo permanece, volveremos a utilizar con profusión el sistema antiguo de citas a pie de página o entre paréntesis de las fuentes de información, en detrimento del enlace de hipertexto, que es lo que parece que quieren los trogloditas del senado y del congreso, siempre empeñados en devolvernos a las cavernas que ellos nunca han abandonado.