Cuando comencé este blog me propuse al menos escribir una entrada al mes, y además me obligué a hacerlo costara lo que costase, puesto que si no fuera así correría el riesgo de caer en la mala costumbre de dejar de lado este canal de comunicación y nunca me ha gustado dejarme nada a medias. Pero la verdad es que el mes de abril, a pesar de las vacaciones, me lo ha puesto muy difícil por diversos motivos. Primero, por haber tenido que preparar informes para la solicitud de financiación de varios proyectos que tengo en perspectiva y de los que hablaré en su momento. Esta fase de redacción de papeleo diverso con vistas a la presentación de ayudas financieras se conoce en la jerga académica como literatura marrón, y no precisamente porque este sea el color del quesito del Trivial destinado a las preguntas sobre obras y autores literarios, sino más bien por otras razones que tienen que ver con el color marrón y que, por respeto a mis lectores, no voy a profundizar más en ellas.
Por si tales razones fueran pocas, durante el período vacacional de Semana Santa (o la Pascua, como se prefiere denominar en Gran Bretaña) recibí por fin, tras tres meses esperándolas, todas mis posesiones ultramarinas, es decir, un par de maletas con ropa, algunas cajas con sartenes y enseres caseros varios, y, por encima de estas, algunas más con libros y con mis equipos informáticos. Así que, cual marca de café ochentero y por lo tanto hortera, he estado durante las semanas anteriores pacientemente desembalando todo hasta colocarlo en su nuevo y británico lugar correspondiente. Como comprenderéis, mis únicos ratos de asueto durante este proceso los he dedicado al divertimento que tenía más a mano.... y no me neguéis que vosotros no lo habéis hecho nunca, que aquí somos todos una familia y nos conocemos...
Precisamente me hallo ahora en los momentos previos a sustituir mi viejo portátil Toshiba del año de la polka, desde el que he trabajado en casa durante estos últimos meses, por un equipo un poco más sofisticado. Pero ante la tesitura de estar varios días actualizando programas, configurándolo todo, haciendo copias de seguridad y demás, y que dejase abril sin publicar, me ha salido la conciencia bloguera pesada y me ha obligado a actualizar.
Como ya llevaba tiempo queriendo abrir un apartado a comentar libros y lecturas que hago, aprovecharé para matar dos pájaros de un tiro e inaugurar esta sección de comentarios bibliográficos de libros que, en principio, estoy leyendo porque son especializados para temas relacionados con mi investigación y que, por este motivo, tal vez no sean susceptibles de ser leídos por todos los públicos. Pero, al mismo tiempo, me gustaría precisamente hacer todo lo contrario: motivar a todos aquellos lectores que no sean expertos en el tema a leerlos, porque en muchas más ocasiones que las que uno podría imaginarse el resultado es muy positivo. Hagamos todos caso, pues, del magnífico tópico explicado por el poeta Horacio: sapere aude.
La primera de las novedades bibliográficas es este libro de Ana María Gómez Bravo, ilustre integrante como yo mismo de la hermandad de madrileños perdidos por el mundo académico anglosajón, que acaba de publicar una monografía titulada Textual Agency. Writing Culture and Social Networks in Fifteenth-Century Spain. El libro trata de explicar algo que muchas veces me ha resultado muy difícil de hacer comprender a mis estudiantes: si la producción poética en todas las épocas y culturas de la historia, siempre ha sido y es un fenómeno literario bastante pequeño y destinado a una cierta minoría de lectores, ¿qué motivos pudieron provocar que la poesía de cancionero castellana fuera tan abundante durante los siglos XIV y XV hasta el punto de ser considerada como la más amplia y fértil cosecha lírica de toda la Europa románica? De manera sencilla y elegante, en el libro se van diseccionando los contextos políticos, económicos y, en especial, los relativos a la propaganda ideológica, motivo tal vez principal del éxito de la poesía de cancionero, al convertir un elemento cultural en un instrumento de control ideológico por parte del poder, con el añadido de su enorme interés en la configuración de la identidad hispánica durante la Baja Edad Media y el Renacimiento. Entiendo la dificultad que muchos podéis tener con la época y con el inglés, pero con que se tenga un mínimo conocimiento de ambos, sin duda alguna quien se atreva con él va a disfrutar mucho de conocer un aspecto crucial, y en general no demasiado conocido, de una época de grandes cambios en la cultura y en la literatura hispánica. Yo aún no lo he acabado, pero llevo leídas unas 100 páginas y confieso que, más que los aspectos puramente académicos, me está encantando precisamente eso, el transitar por los intereses sociales y económicos creados alrededor de la composición de poesía.
La segunda novedad es la que, teniendo un contenido más especializado y concreto, tal vez pueda ser más apta para que alguien se atreva con ella: se titula Dámaso Alonso-Marcel Bataillon: un epistolario en dos tiempos, y recoge, como su propio nombre indica, las cartas cruzadas, durante dos épocas vitales distintas, entre estas dos grandes figuras de las letras hispánicas. El equipo de edición, encabezado por Estrella Ruiz-Gálvez Priego, incluye también a otros hispanistas emigrantes, como Javier Espejo y Alicia Nieto. Todavía no he podido meterme en profundidad con él, y reconozco que la impresión sobre el libro que aquí escribo es más de hojeo que de ojeo; pero me ha bastado para creer que un lector cualquiera, aunque no esté interesado en el aspecto erudito del intercambio epistolar, puede disfrutar muchísimo descubriendo un poco más a dos personalidades de su tiempo, en especial una relación de respeto mutuo y admiración por la labor del otro a pesar de sus personalidades y escuelas académicas tan distintas, con un lado humano muy emotivo que se percibe con claridad en cada una de las cartas.
Las dos siguientes novedades están también relacionadas, como la de Gómez Bravo, con la poesía de cancionero, que es uno de mis ámbitos preferidos de investigación: me refiero a la obra de Cleofé Tato García titulada De amor y guerra: la poesía de Pedro de la Caltraviesa; y a la de Sandra Álvarez Ledo, que lleva por título Ferrán Manuel de Lando. Estudio sobre la biografía y la obra de un poeta sevillano.
Ambas monografías están escritas por investigadoras en lírica cancioneril a las que admiro por su tenacidad para encontrar datos biográficos de dos poetas que, en principio considerados como menores, no han sido todo lo bien tratados por la crítica que deberían de haber sido. Además, la edición de los textos poéticos es impecable, incidiendo de nuevo en los componentes ideológicos y políticos que antes comentábamos. Así que si un día tienes ganas de leer algo estimulante aunque en un principio no tengas claro si lo vas a entender bien, anímate y prueba alguna de estas recomendaciones. Estoy bastante seguro de que, solventadas las dificultades iniciales, que tal vez te obliguen a un ajuste previo de conocimientos, las vas a disfrutar un montón. Si al final eres un valiente y lo haces, avisa, por supuesto: serás bien recibido e incluso invitado a que compartas tu experiencia con otros lectores no demasiado avezados en tales temas. Cambiando a Horacio por Virgilio, recuerda que audentes Fortuna iuvat.
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